Tengo una deuda

Angela Neira-Muñoz ha tomado como materia de este libro de poemas el discurso feminista y militante, insistente e inclaudicable, para llevarlo al verso, potenciarlo, y de otra forma politizarlo. Aquél no es paso fácil de dar pero la autora sortea el riesgo del desbaratamiento del lenguaje en esa juntura de lo poético-discursivo con toda propiedad, por el expediente de hacer avanzar la palabra en el espacio del cuestiona miento —en el aire y en la suspensión en que la deja— en cada lugar de la página. Su poema “Resistencias” es el hálito oculto del libro: La resistencia de las mujeres/ Siempre ha sido pacífica/ Eso es lo malo de lo bueno. En esa aparente contradicción no habrá para nada conscripción de ningún tipo sino conocimiento de lo que las mujeres han sido y serán en su innegable camino de desasimiento.