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Virginia Woolf, la editora

Virginia Woolf, la editora

 

El nombre de Virginia Woolf ya está inscrito en la historia, y los títulos de sus libros se han convertido en sinónimos de hitos literarios. Cuesta imaginar que muchas de sus grandes obras fueron, de hecho, autopublicaciones que la misma autora se encargó de imprimir y encuadernar ante el conservadurismo del panorama literario inglés de su época. 

Es que, ante el rechazo de las editoriales tradicionales por las apuestas más arriesgadas, Virginia Woolf y su marido Leonard fundaron en 1917 su propia casa editorial, Hogarth Press. Durante los primeros cinco años de su existencia, Hogarth Press no dio mayor beneficio económico y se mantuvo gracias al bolsillo de los Woolfs. Tampoco tenían una oficina, ya que trabajaban desde el sótano de su casa y no tenían más implementos que una máquina de escribir y otra para imprimir.

En un principio, el dinero no era un motor en Hogarth Press, ya que este proyecto había comenzado como una actividad divertida en la que Virginia Woolf también podría involucrar otro de sus pasatiempos, como lo era la encuadernación. 

Asimismo, la otra finalidad de la editorial era publicar las obras de los amigos de la pareja, todos miembros del círculo de Bloomsbury, grupo de intelectuales que se reunían continuamente. Así fue como editaron obras de Clive Bell (quien también era cuñado de Woolf) y Vita Sackville West, las cuales solían ser rechazadas por las editoriales tradicionales debido a su experimentación y formas poco convencionales. 

En aquellos tiempos, ni Hogarth Press ni la carrera literaria de Virginia Woolf despegaban completamente. No fue hasta en 1925, con la publicación de la novela La señora Dalloway, que tanto la editorial como Virginia obtuvieron éxito y reconocimiento. Pronto, Virginia Woolf editaría ella misma con el sello de Hogarth Press otras importantes obras, como lo son Al faro (1927) y Las olas (1931). Todas sus obras fueron ilustradas por su hermana Vanessa Bell.

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Eventualmente, Hogarth Press publicaría libros que se convertirían en importantes obras literarias para la literatura inglesa, como lo son las de E.M Foster, T.S Elliot y Katherine Mansfield. Además, también fueron pioneros en traducir obras e ideas del psicoanálisis. 

Sin embargo, las exigencias monetarias comenzaron a perturbar el proyecto. Los socios de Hogarth Press presionaban al matrimonio Woolf para tomar decisiones más comerciales y poder así expandir la editorial. Para Virginia, que concibió a Hogarth Press como un proyecto cercano y con fines de diversión, aquellas medidas no eran cómodas, y la hacían alejarse de su filosofía de vida y literaria. 

Fue así como, cansada de las presiones y las discusiones de dinero, Virginia Woolf renunció a su parte como socia de Hogarth Press en 1939, dedicándose entonces solamente a escribir hasta que sus dolencias psicológicas la llevaron al sucidio en 1941. 

Desencantado por el trabajo y dolido por la muerte de Virginia, Leonard vendió en 1946 Hogarth Press a la compañía Chatto & Windus, que después terminaría formando parte de Penguin Random House. 

El rol de Virginia Woolf como editora se ha visto eclipsado por su fama como escritora. Sin embargo, su aporte a la literatura mediante su arrojo y pasión como editora fueron vitales para que importantes obras y movimientos artísticos vieran la luz. 

 

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