El legado vivo de Simone de Beauvoir
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El 9 de enero de 1908, en el corazón de París, nació una de las mentes más audaces e influyentes del siglo XX: Simone de Beauvoir. Escritora, filósofa, feminista y existencialista, De Beauvoir no solo desafió las normas de su tiempo, sino que sentó las bases para nuevas formas de pensar sobre la libertad, la igualdad y la autonomía personal.
En 1926, comenzó sus estudios de filosofía en La Sorbona, donde también conocería a un joven estudiante, Jean Paul-Sartre, quien impresionado por el talento de ella pidió que se la presentaran. Se forjó así una relación romántica que, para su tiempo, era inédita: ella rechazó su propuesta de matrimonio y pidió no vivir nunca bajo el mismo techo y ser libres de tener otros vínculos. Con esta premisa permanecieron juntos hasta la muerte de él en 1980.
Beauvoir trabajó como profesora de Literatura y filosofía, pero al llegar la Segunda Guerra mundial, a pesar de trabajar para la Resistencia, como no podía enseñar, se centró en su carrera literaria, publicando en 1943 su primera novela; La invitada, cuya narración planteó la complejidad de las relaciones interpersonales en un marco existencialista. Está centrada en la historia de un triángulo amoroso entre dos adultos y una joven. La escritora cuenta a través de personajes ficticios su vínculo entre Sartre, ella y una de sus alumnas, para reflexionar sobre la moral, los vínculos y su libertad.
En la década de los 40’ fundó con Sartre la revista “Les temps modernes” que sirvió para difundir su ideología. Fue en esta revista donde se leyeron los adelantos de El segundo sexo, la obra más importante de la autora. Publicada en 1949, este ensayo es la piedra angular del pensamiento feminista moderno. Con su contundente frase: “No se nace mujer, se llega a serlo”, Simone de Beauvoir desnudó los constructos sociales que moldean las vidas de las mujeres y dejó claro que la emancipación femenina pasaba por la autodeterminación y la lucha contra las opresiones estructurales.
Algunos críticos lo consideraron como pornografía y el Vaticano lo incluyó en la lista de libros prohibidos. Una obra en dos tomos donde, en el primero, De Beauvoir realiza un análisis histórico de cómo es posible que la mujer se acabara considerando “el otro” mientras que, en el segundo, describe cómo viven las mujeres el hecho de no ser importantes o ciudadanas de segunda categoría.
Aunque se la reconoce principalmente por su contribución al feminismo, su pensamiento existencialista —desarrollado junto a su colega y pareja Jean-Paul Sartre— exploró cuestiones profundas sobre la libertad, la responsabilidad y la autenticidad. En sus memorias, como Memorias de una joven formal y La plenitud de la vida, se entrelazan la reflexión filosófica y una honestidad descarnada sobre los dilemas personales y sociales de su época.
De Beauvoir no solo pensó el mundo; lo vivió con intensidad. Fue testigo y cronista de los grandes acontecimientos del siglo XX, desde las guerras mundiales hasta la revolución sexual. Su relación abierta con Sartre desafiaba las convenciones burguesas, mientras que su compromiso político la llevó a alzar la voz por las causas más urgentes de su tiempo.
Su legado sigue vivo, inspirando a generaciones a cuestionar lo establecido, a reflexionar sobre la vida y a construir un mundo más justo. En su cumpleaños recordamos no solo a una mujer extraordinaria sino a una figura que nos enseñó que el pensamiento crítico es una herramienta indispensable para la libertad.
Como ella misma escribió: “El día que una mujer no acepte la esclavitud de la mentira, todo cambiará”. Y gracias a su obra, ese día sigue siendo posible.