
Día del libro y nuestras recomendaciones de libros
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Hay libros que se nos quedan pegados como una canción que no se olvida. Libros que vuelven una y otra vez, no solo a la memoria, sino también a las manos: los releemos, los recomendamos, los subrayamos de nuevo. Este post no es una lista exhaustiva ni definitiva (¡por suerte!), sino un pequeño homenaje a esas lecturas que nos han marcado de una forma íntima y profunda. Un recorte muy personal para celebrar el Día del Libro y compartir ese gusto lector que también nos hace ser quienes somos.
Somos cuatro lectoras que trabajamos con libros desde distintos lugares: librería, diseño y ventas. Nos une el amor por las buenas historias y las conversaciones que nacen a partir de ellas. Para celebrar el Día del Libro, elegimos tres libros que han sido faro, refugio o impulso en nuestras vidas lectoras. Acá van, con sus porqués.
Taira.
Diseñadora, librera y lectora empedernida de autoras que piensan el mundo desde sus propias formas. El diseño me enseñó a ver, pero fueron los libros los que me enseñaron a mirar más profundo. Encuentro en los ensayos una especie de pensamiento en voz alta que me acompaña y me desafía.
Una habitación propia de Virginia Woolf
Una lectura iniciática. Fue el primer ensayo que me hizo sentir que alguien estaba hablando directamente conmigo. Me dio un lenguaje para entender lo que ya intuía: que la creación también necesita espacio, tiempo y libertad.
Las horas subterráneas de Delphine De Vigan
Una novela que le pone palabras a una violencia silenciosa y cotidiana. Su lectura me hizo abrir los ojos a muchas cosas. Me acompañó en decisiones difíciles y me recordó que siempre hay otra salida.
En sentido horizontal de Camila Ureña
Este libro me encontró en un momento muy particular. Sus ensayos, íntimos y políticos, me hicieron pensar en cómo el cuerpo, el deseo y el lenguaje están siempre entrelazados. Me abrió nuevas formas de leer y de habitar el mundo.
Piera
Ingeniera comercial, economista y lectora apasionada de clásicos que resisten el tiempo. Trabajo con números, pero los libros son mi verdadera brújula. En cada lectura busco algo que me permita entenderme mejor y que me conecte con otras formas de habitar el mundo.
Una historia de creación, abandono y humanidad. Cada vez que la releo descubro nuevas preguntas: sobre los límites éticos, la soledad, el deseo de ser visto. Es una novela que nunca se agota.
Distancia de rescate de Samantha Schweblin
Esta novela me perturbó y me fascinó al mismo tiempo. La tensión, lo invisible, el miedo que se cuela a través de la escritura. Me hizo pensar en la fragilidad del vínculo madre-hija y en cómo el peligro a veces está justo donde menos lo esperás.
Mujercitas de Louisa May Alcott
Una lectura que me acompaña desde adolescente y que no ha dejado de crecer conmigo. La ternura, rebeldía y complicidad entre hermanas sigue siendo para mí uno de los retratos más entrañables del mundo lector.
Caro
Trabajo en marketing y siempre estoy pensando cómo contar mejor una historia. Pero hay libros que simplemente no necesitan mucha estrategia para quedarse contigo: te golpean, te abrazan o te hacen querer vivir en sus páginas. Esos son los que guardo como tesoros.
La biblioteca de París de Janet Skeslien Charles
Una historia sobre el poder de los libros en medio de la guerra. Me recordó por qué elegí trabajar con historias: porque pueden ser refugio, resistencia y memoria.
La suite francesa de Irène Némirovsky
La leí en un momento en que necesitaba conectar con algo más grande que yo. Su mirada, tan aguda y humana en medio del horror, me conmovió profundamente. Es una de esas novelas que se te quedan en el cuerpo.
La clase de griego de Han Kang
Un libro sutil y poderoso sobre el lenguaje, el trauma y la búsqueda de sentido. Me hizo pensar en la vulnerabilidad como forma de fuerza. Cada palabra parece elegida con precisión quirúrgica.
Sabka
Editora, librera y lectora de vocación. Me gusta cuando un libro me desarma sin que lo espere, cuando me saca del tiempo o me lo devuelve con más claridad. Estos tres libros viven conmigo desde hace mucho tiempo y siguen diciéndome cosas nuevas cada vez que los releo.
La señora Dalloway de Virginia Woolf
Una novela que le habla al tiempo, a la conciencia y a esa corriente silenciosa de pensamientos que llevamos dentro. Vuelvo a ella por el tiempo contenido, su estructura, profundidad y por cómo logra hacer del detalle cotidiano una revelación constante.
Las rosas de Orwell de Rebecca Solnit
Un ensayo luminoso sobre la belleza, la política y la vida interior. Leer este libro fue como abrir una ventana, me recordó que incluso en los tiempos más fríos, plantar, en este caso, una rosa, puede ser un acto radical.
Dónde estás, mundo bello de Sally Rooney
Una novela que habla de la intimidad, la amistad y el cansancio del mundo moderno. Me gusta porque permite la contradicción, porque no busca cerrar nada, me hace sentir acompañada en las preguntas.
Cada una de estas elecciones muestra no solo un gusto lector, sino también una forma de mirar el mundo. Porque leemos distinto, desde lugares, tiempos y necesidades diferentes, y eso también es lo que enriquece la conversación. Algunas buscamos tranquilidad, otras respuestas, algunas queremos que nos desarmen o nos devuelvan al cuerpo, a la historia, al presente.
Este 23 de abril celebramos el Día del Libro compartiendo lo que nos ha marcado, sabiendo que cada lectura es también una forma de estar en el mundo. Que haya libros que nos acompañen, que nos sorprendan y que nos sigan abriendo preguntas. Feliz día a quienes leen, releen, subrayan, regalan, prestan, recomiendan o simplemente se dejan llevar por una historia.